Santo Tomás de Aquino,
Suma Teológica,
Parte I, Cuestión 1, Artículo 10:
El texto de la Sagrada Escritura,
¿tiene o no tiene varios sentidos?
Objeciones por las que parece que el texto de la Sagrada
Escritura no tiene varios sentidos. Estos son: el histórico o literal, el
alegórico, el tropológico o moral, el anagógico.
1. La multiplicidad de sentidos en un texto engendra confusión y
desengaño, y quita fuerza al argumento. De ahí que la argumentación no parta de
proposiciones de varios sentidos so pena de ofrecer meros sofismas. La Sagrada
Escritura debe ser capaz de mostrar la verdad sin ningún tipo de sofisma. Por
lo tanto, un mismo texto de la Escritura no puede tener varios sentidos.
2. Dice Agustín en el libro De utilitate credendi: La Escritura
llamada Viejo Testamento se nos transmite de cuatro formas: histórica,
filológica, analógica y alegórica. Estas cuatro formas parecen
completamente distintas de los cuatro sentidos citados. Por lo tanto no parece
conveniente que un mismo texto de la Escritura se explique según esos cuatro
sentidos.
3. Amén de los cuatro sentidos citados, hay otro, el parabólico.
Contra esto: está lo que dice Gregorio en el XX Moralium:
Por su modo de hablar, la Sagrada Escritura está por encima de todas las
ciencias, pues con un mismo texto relata un hecho y revela un misterio.
Respondo: El autor de la Sagrada Escritura es Dios. Y
Dios puede no sólo adecuar la palabra a su significado, cosa que, por lo demás,
puede hacer el hombre, sino también adecuar el mismo contenido. Así, de la
misma forma que en todas las ciencias los términos expresan algo, lo propio de
la ciencia sagrada es que el contenido de lo expresado por los términos a su
vez significa algo. Así, pues, el primer significado de un término corresponde
al primer sentido citado, el histórico o literal. Y el contenido de lo
expresado por un término, a su vez, significa algo. Este último significado
corresponde al sentido espiritual, que supone el literal y en él se fundamenta.
Este sentido espiritual se divide en tres. Como dice el Apóstol en la carta a
los Hebr 7,19, la Antigua Ley es figura de la Nueva; y esta misma Nueva Ley es
figura de la futura gloria, como dice Dionisio en Ecclesiastica Hierarchia.
También en la Nueva Ley todo lo que ha tenido lugar en la cabeza es signo de lo
que nosotros debemos hacer. Así, pues, lo que en la Antigua Ley figura la
Nueva, corresponde al sentido alegórico; lo que ha tenido lugar en
Cristo o que va referido a Cristo, y que es signo de lo que nosotros debemos
hacer, corresponde al sentido moral; lo que es figura de la eterna
gloria, corresponde al sentido anagógico.
El sentido que se propone el autor es el
literal. Como quiera que el autor de la Sagrada Escritura es Dios, el cual
tiene exacto conocimiento de todo al mismo tiempo, no hay inconveniente en que
el sentido literal de un texto de la Escritura tenga varios sentidos, como dice
Agustín en el XII Confess.
A las objeciones:
1. La diversidad de sentidos no engendra ningún equívoco o cualquier otro
tipo de ambigüedad. Pues, como ha quedado dicho, estos sentidos no se
multiplican porque un mismo término tenga muchos significados, sino porque el
contenido de lo significado por los términos puede significar otra cosa. En
este sentido, nada en la Escritura se presta a confusión, puesto que todos los
sentidos parten de uno, el literal. Sólo del sentido literal puede partir el
argumento, no del alegórico, tal como dice Agustín en su carta a Vicente el
Donatista. Sin embargo, no por eso se echa a perder algo de la Sagrada
Escritura, puesto que si en el sentido espiritual hay algún contenido necesario
de fe, la Sagrada Escritura en algún otro lugar lo transmite explícitamente en
sentido literal.
2. Aquellas tres formas de transmisión histórica, etiológica y analógica
pertenecen al mismo y único sentido literal. La forma histórica, tal
como dice el mismo Agustín, relata algo sin más; la forma etiológica
indica la causa de algo, por ejemplo cuando el Señor indicó por qué Moisés
permitió a los judíos poder repudiar a sus mujeres: por la dureza de su corazón
(Mt 19,8); la forma analógica explica cómo dentro de la Escritura la
verdad de un texto no contradice la verdad de otro. La forma alegórica, de las
cuatro señaladas, es la única que cae dentro de los tres sentidos espirituales.
También Hugo de San Víctor incluye el sentido anagógico en el alegórico; y así,
en el libro tercero de sus Sentencias, mantiene sólo tres sentidos: el
histórico, el alegórico y el tropológico.
3. El sentido parabólico está contenido en el literal. Pues los términos
significan algo propio y algo figurado. El sentido literal no se detiene en la
figura misma, sino en lo figurado. Por ejemplo, cuando la Escritura habla del brazo
de Dios, el sentido literal no está diciendo que Dios tenga el brazo en
cuanto elemento corporal, sino en cuanto fuerza para obrar, que es lo que el
brazo significa. Queda claro que lo falso no puede fundamentarse en el sentido
literal de la Sagrada Escritura.